El blog de aquellos maravillosos años

Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Stefan Sweig

Veinticuatro horas en la vida de una mujer
Veinticuatro horas alcanzan para que una vida monótona cambie para siempre. Abandonar una familia, perseguir la pasión, enamorarse como si fuera la primera vez. Como un prisma maravilloso, cada lector y lectora que se asoma a esta novela puede ver distintas formas y razones para hacer estallar una vida en mil pedazos, en mil miradas.Una infidelidad en la Costa Azul francesa durante los felices años veinte sirve como coartada argumental para que una dama de la alta sociedad británica evoque el desliz que, años antes, le cambió la vida. En apenas veinticuatro horas, un joven desesperado puso a prueba todos sus valores, y ella se convirtió en otra para siempre. Stefan Zweig nos ofrece una apasionante e intensa novela sobre el amor, la moral y la pasión contada con su proverbial sensibilidad, que cautiva por la fuerza de las emociones que describe.

El 23 de febrero del 42, un criado encontró los cadáveres del matrimonio tendidos sobre su cama: Stefan con una corbata oscura y Lotte recostada sobre su esposo.

Stefan Zweig,  (Viena, 1881-1942). Hijo de Moritz Zweig (1845–1926) e Ida Brettauer (1854–1938). Se crio en el seno de una acomodada familia judía. Su progenitor fue el rico propietario de una fábrica textil; su madre, Ida Brettauer, pertenecía a una familia de banqueros.

Doctorado en Filosofía, reside un año en París. Después vive en Londres y viaja por España, Italia y Holanda, relacionándose con personajes como Rainer Maria Rilke, Auguste Rodin, William Butler Yeats o Luigi Pirandello entre otros. Comenzó a escribir novelas y dramas durante este período, y se hizo muy popular como escritor. Participó en la Primera Guerra Mundial como cronista propagandista. Finalizada la guerra se convirtió en un pacifista que abogó por la unificación de Europa.

En el punto álgido de su carrera, muy popular, sus libros se habían traducido a 50 idiomas y se vendían a centenares de miles. El ascenso del nazismo al poder supuso la inclusión en la lista de libros prohibidos de quince de sus obras; algunas quemadas en las calles.

El exilio de Zweig coincidió con el final de su primer matrimonio, tras ser sorprendido por su primera mujer con su joven secretaria en un hotel de la Costa Azul. Se mudó también a París, Nueva York, Buenos Aires, y en 1941 a Brasil. Zweig se suicidó con 60 años. Se envenenó con Lotte y fueron descubiertos en la cama. Sus amigos, repartidos por el mundo, recibieron sus cartas de despedida días después.

Imagen de fondo: Como muchos contemporáneos, Stefan Zweig se mostró eufórico al comienzo de la guerra, actitud que cambió a partir de 1915. (Ver)

No opinamos sobre lo que leemos

No opinamos sobre los libros que leemos. Porque cada lector crea un libro diferente, lo modula, en ese proceso casi mágico de convertir un montón de palabras en una experiencia personal íntima y profunda, imaginando los escenarios y los personajes, compartiendo sus vivencias y metiéndonos en su piel. Somos testigos mudos.

Sólo en las reuniones de grupo comentamos si nos ha gustado poco o mucho el libro, porque nuestra opinión, publicada, podría llevar a alguien a no leerlo. Y eso sí que sería imperdonable. Mejor léanlo.

Los últimos días de Stefan Zweig

La carta de despedida