La lectura infinita
Cándido
Voltaire
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Cándido figura a la cabeza de todas las novelas y cuentos de Voltaire como la pieza indiscutible del arte narrativo del Siglo de las Luces. Es una novela de aprendizaje, y su héroe un optimista que ha asimilado las teorías del providencialismo leibniziano: cree a pies juntillas que el mundo es un paraíso, a pesar de que, desde la primera línea, la realidad se encarga de negarlo. La estructura tiene un hilo conductor claro: el viaje, los vientos de la vida llevan de aquí para allá a Cándido, convertido en un juguete del destino que recorre un mundo estragado por catástrofes naturales, por designios humanos y, sobre todo, por las religiones. Voltaire ataca, con ironía y sarcasmo, la intolerancia, el fanatismo, los abusos de la colonización europea en América, los engaños y artificios sociales y las matanzas de las guerras.

François-Marie Arouet (París, noviembre 1694 - mayo1778). nació en el seno de una familia de la baja nobleza francesa. Asistió al colegio jesuita Louis-le-Grand hasta los 17 años, cuando empezó a estudiar derecho. Dos años más tarde recibió un contrato de secretario en la embajada francesa de La Haya, pero sería expulsado por un idilio con la hija de un refugiado francés.

En 1715, con 21 años, fue encarcelado en la Bastilla por escribir una sátira contra el duque de Orleáns —por aquel entonces, cabeza en el poder del estado francés— y su hija la duquesa de Berry. Tras un año de reclusión, fue desterrado a Châtenay-Malabry —al suroeste de París—, donde adoptó el seudónimo de Voltaire.

Allí compaginó sus intereses literarios con una variedad de oficios que le reportaron éxito y dinero, pero volvería a acabar en la cárcel en 1726, esta vez por una disputa con el noble De Rohan, con el que había sostenido un altercado por una dama. Cinco meses más tarde, consiguió ser liberado a condición de exiliarse en Londres.

En 1728 Voltaire regresó a Francia para difundir las ideas de Newton yJohn Locke en sus Cartas inglesas, pero su severa crítica al fanatismo y dogmatismo de las religiones en defensa de la tolerancia religiosa y la libertad de pensamiento, le forzarían a vivir en un continuo exilio.

Finalmente, se estableció en el municipio de Ferney llamado Ferney-Voltaire en su honor), donde residió hasta que en 1778 volvió a París como una celebridad y fallecería el 30 de mayo a los 83 años de edad.