Romain Gary (Vilna, Lituania, mayo de 1914). Nació como Roman Kacew y aunque nació en tierras lituanas del Imperio ruso era judío ruso y nunca habló lituano, sino ruso y yídish. Pasó su infancia con su madre en Vilna y más tarde en Varsovia y a los trece años recala con ella en Niza, perfecciona la lengua francesa y decide ser escritor.
Combatió en las Fuerzas Armadas de Francia como piloto durante la Segunda Guerra Mundial y fue condecorado como Héroe de Guerra con la Cruz de Guerra por el general Charles De Gaulle, nombrado Caballero de la Legión de Honor y Héroe de la Liberación. Después de la guerra trabajó, por tanto, como diplomático hasta 1961 y llegó a ser representante de Francia ante la ONU.
Sus mejores amigos en París fueron los escritores André Malraux y Albert Camus, a quien frecuentaba en las oficinas de la editorial Gallimard. Se casó con la escritora Lesley Blanch y años más tarde con la actriz estadounidense Jean Seberg, con la que mantuvo la relación matrimonial hasta el suicidio de ella.
Empleó los seudónimos Émile Ajar, Fosco Sinibaldi y Shatan Bogat. Es el único escritor en la historia que ha ganado dos veces el Premio Goncourt, la segunda vez con el seudónimo de Émile Ajar, hecho que generó una gran polémica en Francia, con connotaciones legales y que no se resolvió hasta poco antes de su suicidio en 1980 en su apartamento de París..
Hemingway fue un mujeriego cazador de osos, que perseguía las guerras y chocaba aviones.
Hunter S. Thompson un drogadicto amante de las armas, que hizo que dispararan sus cenizas desde un cañón con forma de puño.
William Borroughs, un adicto a la heroína que mató accidentalmente a su segunda esposa jugando a ser William Tell, durante una borrachera.
Pero Romain Gary —héroe de guerra, director de cine, bromista extraordinario— hace lucir a estos escritorzuelos borrachos de testosterona como si, sencillamente, se hubieran tenido que esforzar demasiado.
El chico malo más interesante
De todos los chicos malos de la literatura del siglo XX —y sí, es una categoría casi exclusivamente masculina— Gary es el más interesante.
Judío nacido en Vilna, Lituania, en 1914, hablaba seis lenguas con fluidez. Se convirtió en un maestro de múltiples personajes literarios, un héroe condecorado de la resistencia francesa y, supuestamente, dos veces ganador del Prix Goncourt (lo cual es técnicamente imposible de acuerdo con la rúbrica del premio).
Mientras tanto, se forjó una más que respetable carrera en el servicio diplomático francés, eventualmente convirtiéndose en el cónsul general en Los Ángeles (en esencia, el embajador francés en Hollywood), donde abandonó a su esposa inglesa, la escritora Lesley Blanch, por Jean Seberg, la reina de la nouvelle vague.
Incluso retó a Clint Eastwood a un duelo.
Gary murió, una tarde de diciembre de 1980, de un disparo que él mismo se propinó.
Bajo un nombre falso
En las fotografías, a Gary se le ve con una pluma estilográfica en una mano y un tabaco llameante aguantado entre los dedos (cargados de anillos) en la otra.
O se le ve en casa, relajado sobre un sofá cubierto de pieles de animal, vestido con pantalones de cuero, un blazer de doble botonadura y gafas redondas al estilo John Lennon.
A sus 50 años fue incluso el centro de un fotorreportaje de la revista Sports Illustrated, donde aparecía haciendo su rutina diaria de ejercicios.
En este punto se deben estar preguntando por qué Gary no es más conocido.
No es que su obra no haya sido suficientemente traducida. De hecho, mientras vivió en Los Ángeles, escribió en inglés, revelándose contra las críticas solapadamente antisemitas que lo tachaban de usar el francés incorrectamente.
Tampoco es el caso de que su literatura no le valiera hazañas más allá de las páginas: Jean Paul Sartre y Charles de Gaulle fueron algunos de sus fanáticos.
Fue tan popular como prolífico, lo cual demuestra en sus más de 30 volúmenes de ensayos que ganaron premios, sus obras de teatro, sus memorias y sus obras de ficción, que incluyen "La vida por delante" (La Vie devant soi, su título original en francés), una de las novelas francesas más vendidas del siglo XX.
Pero su fama se desvaneció con la edad y más tarde se atenuó con las revelaciones póstumas de que había embaucado a los literatos parisinos, publicando algunas de sus más aclamadas obras (incluida La Vie devant soi) bajo un nombre falso.
Reputación renovada
En la década pasada su reputación ha mostrado signos de un vigor renovado.
Primero fue el objeto en una obra del conocidísimo biógrafo David Bellos, luego se tradujo una de sus novelas que no había sido adaptada hasta el momento, "Hocus Bogus" o Pseudo, como era originalmente en francés.
Ahora su última novela, "Las cometas" (Les Cerfs-volants) ha sido traducida al inglés por vez primera y declarada como un clásico moderno por la editorial Penguin.
Elogiada como una de las mejores novelas del siglo XX en literatura francesa de ficción, Gary escribió "Las cometas" poco antes de suicidarse.
En la novela cuenta la historia de dos jóvenes amantes (uno de ellos huérfano, criado por su tío, un gentil fabricante de cometas; la otra, una aristócrata polaca) separados por el caos y la matanza durante la Segunda Guerra Mundial.
Épica y empática, en ella abundan aquellos temas y preocupaciones propios de la obra de Gary, como el idealismo, la pérdida de la inocencia y las maneras en que las decisiones poco heroicas aún pueden ser decisiones morales.
Una madre devota
Como si todos los méritos en sus novelas fueran poco, nada se compara con su autobiografía "Promesa al amanecer" (La Promesse de l'aube), que también será publicada por Penguin a finales de este año.
A través de la crónica de su vida cuando era joven, describe cómo fue criado por Nina, una devota madre soltera y exactriz.
Aunque vestía a su príncipe de seda y terciopelo, Nina tenía que inventar maneras cada vez más extrañas para mantener un techo sobre sus cabezas: diseñaba sombreros parisinos falsos y trajes de baile, vendía joyas como si fuera un ruso blanco en la Rivera, abrió un hostal para perros, gatos y aves… en el apartamento que compartía con su hijo.
Más que todo, es una extraordinaria historia de amor, que describe la abrumadora devoción de una madre por su hijo único.
Según escribe Gary: "Ella me hablaba de Francia como otras madres les hablan a sus hijos de "Blancanieves" o "El gato con botas".
Una verdadera "madre-manager", Nina estaba convencida de que su Romouchka (un apodo que usaba para referirse a Gary) tenía un gran talento para la literatura.
"Mi madre siempre me vio como una combinación entre Lord Byron, Garibaldi, D'Annunzio, D'Artagnan, Robin Hood y Ricardo Corazón de León", recuerda Gary.
Al menos en Francia —ella estaba segura— su hijo podía alcanzar el máximo de su potencial.
Héroe fallido
La guerra interrumpió los planes de Nina para el futuro artístico de su hijo, aunque estaba convencida de que incluso en este escuálido anfiteatro, él triunfaría.
A pesar de no pasar los requerimientos para ser piloto (por razones estrictamente ligadas al hecho de que era judío) voló con la Fuerza Aérea Real durante la Segunda Guerra Mundial y le fueron otorgadas la Cruz de Guerra (Croix de Guerre) y la Legión de Honor (Légion d'honneur), convirtiéndose en uno de los pocos Compañeros de la Liberación (Compagnons de la Libération).
A pesar del peligro, la inquebrantable fe de Nina en su hijo funcionó como un conjuro.
"Nada me podía suceder, porque yo era su final feliz", recuerda Gary. Su tragedia consistió en que, además de verlo ganar en una competencia de ping-pong, no vivió lo suficiente para disfrutar el éxito de su hijo.
Su madre murió mientras él estaba peleando en el extranjero, pero dejó tras de sí una caja fuerte con casi 250 cartas que iban a ser enviadas a su hijo en intervalos.
"Durante tres años y medio, su aliento me dio vida y me sostuve por una voluntad más fuerte que la mía misma", cuenta.
Él no descubrió que su madre había muerto hasta que regresó a Niza, al final de la guerra.
Muchas personalidades
Es una historia tan potente que parece mítica, así que no debería sorprender que grandes trozos de su obra "Promesa al amanecer" fueran ciertamente inventados.
Para comenzar, el nombre de Nina era Mina. Y las 250 cartas nunca existieron.
En 2004, una biografía escrita por Myriam Anissimov, quien también resulta ser una de las amantes de Gary, ofreció algunos detalles de la vida de este fabulador.
Su nombre de nacimiento es Roman Kacew, y aunque aseguraba tener una herencia sanguínea tártara y cosaca, en realidad sus padres fueron judíos rusos —Mina and Lebja Kacew— y no el actor Ivan Mosjoukine, como él asegura en sus memorias.
En 1935 cambió su primer nombre a Romain, y siete años después cambió su apellido a Gary.
Además de Kacew y Gary, el escritor publicó bajo los nombres de Fosco Sinibaldi y Shatan Bogat.
Luego, en 1973, después de ganar el premio Goncourt de literatura, después de dos divorcios y 22 libros publicados, inventó su alter-ego más conocido: Émile Ajar.
El éxito rotundo de la primera novela de Émile Ajar solo fue superado por el éxito de la segunda.
Aunque había sospechas de que Gary y Ajar fueran la misma persona, los jueces del Goncourt en 1975 no le prestaron atención a esto, aunque el premio estipula que un mismo autor solo puede ganar una vez.
"Adiós y gracias"
Sobre el concepto de la mentira, Gary dice en una de sus novelas: "No miento a menudo, porque para mí la mentira tiene un enfermizo sabor a impotencia: me sitúa demasiado lejos de la meta".
Él escribiría esto, pero su sinnúmero de falsedades tienden a expresar verdades emocionales de tan incuestionable claridad, que corroborarlas se sentiría sórdido.
Quizás el reciente interés en volver sobre su vida y su obra tiene que ver con esto.
Aunque muchas de sus acciones apuntan a lo políticamente incorrecto, también es cierto que su visión del mundo estaba llena de tolerancia y humanismo.
Esto es lo que define su trabajo, a la vez que lo convierte en un antídoto para el mundo polarizado e histérico en que vivimos.
Antes de suicidarse, Gary dejó instrucciones para la publicación de su novela "La vida y muerte de Emile Ajar" (Vie et mort d'Émile Ajar).
Las líneas que cierran la novela son interesantes, en tanto le sirven de epitafio a un compulsivo narrador de historias que no se pudo resistir a la tentación de contar su propio fin: "La pasé muy bien. Adiós y gracias".
Belleville aparece como uno de los distritos multiculturales de la capital. Pero, ¿qué sabemos exactamente de la historia de las migraciones que han convivido allí desde finales del siglo XIX? Sin encerrar a estas poblaciones en su historia y su herencia, la idea es mostrar por qué este barrio obrero del este de París ha acogido a migrantes de diferentes orígenes y cómo estas poblaciones se han apropiado de ciertos espacios, han marcado el paisaje urbano de su presencia y han huellas conservadas de un patrimonio material o imaginario según los contextos y sus posibilidades.
Belleville es un lugar único de recuerdo de la inmigración porque es difícil ver rastros de una herencia tangible allí. La fuerza de la identidad múltiple que tiene el distrito deriva en gran parte de su memoria, su vínculo con la historia de la inmigración y lo que dejó como legado a la cultura francesa. Este distrito situado al este de París es a la vez un lugar de memoria de la inmigración y un territorio que todavía acoge a muchos inmigrantes extranjeros y sus familias en la actualidad. Es un lugar emblemático de barrios multiétnicos de estilo francés.
Reseña histórica
Belleville se unió a París en 1860. Un típico suburbio parisino, mostró, en la época de la Comuna de París diez años más tarde, una resistencia sin igual. En el período de entreguerras se asentaron los primeros inmigrantes, armenios, griegos y judíos polacos, que contribuyeron al desarrollo de la artesanía, ya presente y en particular la del cuero.
El establecimiento de negocios judíos, y su visibilidad, le da a Belleville su identidad como un "barrio judío", con una intensa vida comunitaria yiddish. Belleville, el principal centro político de inmigrantes judíos de izquierda, a menudo se opone al Marais, un distrito más orientado hacia las prácticas religiosas. La vida en el Belleville de los años de entreguerras también incluía los cafés y las calles pobladas por hombres con gorras que hablaban en yiddish.
En efecto, durante la guerra, la comunidad judía de Belleville fue duramente golpeada por las redadas y deportaciones, a partir de 1941. La primera fecha del 14 de mayo de 1941, afectaron a los judíos polacos checoslovacos, y ex-austriacos que fueron convocados por “tickets verdes”; el segundo tuvo lugar fundamentalmente el 20 de agosto de 1941; el distrito 11 fue bloqueado desde las 5.30 am y todos los judíos franceses y extranjeros fueron arrestados.
Katia Scifo, FM Alternativa. En asociación con Epra
Los numerosos judíos extranjeros fueron los primeros en ser blanco de la redada de Vel 'd'Hiv de julio de 1942 y los siguientes. En 1944, la comunidad judía emerge incruenta de la Ocupación: más de 4.000 mujeres, niños y ancianos y más de un centenar de niños de la calle fueron deportados.Los años de la posguerra, una nueva ola de inmigración judía se instaló en Belleville. Pero los migrantes, a partir de ahora, proceden de Argelia y especialmente de Túnez. Los judíos tunecinos marcarán ciertamente con su presencia el período magrebí de Belleville; la comunidad judía del distrito se vuelve predominantemente sefardí y se apropia de las estructuras del Belleville judío de antaño. Durante los años de reconstrucción y modernización, la fisonomía del distrito comienza a cambiar, con varias oleadas sucesivas de renovación urbana.
En lugar del laberinto de callejones formado por edificios de poca altura y talleres en el patio (un paisaje que caracteriza al Belleville de la década de 1950), se alzan imponentes edificios rectilíneos como en otros lugares. Estas renovaciones hicieron desaparecer la actividad industrial y artesanal de la época y también provocaron un cambio de población: las clases trabajadoras fueron expulsadas del barrio, o incluso de París.
Última ola migratoria para asentarse en Belleville: asiáticos. Estas migraciones afectaron primero a los chinos y luego a las poblaciones del sudeste asiático a partir de la década de 1980. Una primera ola llegó durante las décadas de 1960 y 1970, probablemente atraída por las oportunidades inmobiliarias creadas por las operaciones de renovación urbana y el descontento que afecta al barrio vecinal. Algunos de estos recién llegados trabajan en la artesanía del cuero, como era el caso de los comerciantes judíos polacos, y en la restauración. En 1978, se creó el primer restaurante chino rue de Belleville.
Los artesanos que trabajan en estos sectores de actividad reciben el nombre de “Wenzhou”, en referencia a la ciudad portuaria de donde parten los inmigrantes chinos. Desde la década de 1980 y todavía hoy, los refugiados del sudeste asiático se unieron en masa a esta primera ola. Aceleran el cambio de identidad de Belleville, que ahora aparece como la contraparte, en la margen derecha, del distrito 13 de París. Este desarrollo no está exento de dificultades. Los migrantes de Asia suelen experimentar reacciones de rechazo por parte de las poblaciones mayores, que les reprochan no intentar integrarse y tomar posesión de toda la actividad comercial. Recientemente, la imagen del barrio se ha visto modificada aún más por la llegada de una población que no es inmigrante, sino posiblemente inmigrante, y que, más fácil, más artística, aficionada al cosmopolitismo, apodada “bobo” (abreviatura de burgués-bohemio) por el mundo de los medios: Belleville se está poniendo “de moda” sin dejar de ser un distrito multiétnico y militante.
Escuchar, en colaboración con Epra
Este informe que busca contar a Belleville, fue elaborado luego de mi encuentro con Mohammed Ouaddane, sociólogo y miembro de la asociación Trajectoires. Esta estructura funciona en el distrito de Belleville que Mohamed conoce muy bien, tanto en términos de su población, su historia, su topografía y su sociología. Si, siguiendo su consejo, conocí a Angénic Agnero de la asociación Paris par Rues méconnues que organiza visitas al distrito y a Pierre Cordelier del comité escolar de la rue de Tlemcen, asociación para la memoria de los niños judíos deportados del XX distrito de París , Fui especialmente a conocer a sus habitantes. Anexado a París en 1860, Belleville acoge a una población popular, no muy rica a veces incluso muy pobre.En este distrito cosmopolita que hoy reúne hui cuatro distritos y donde hay tanto provincias como extranjeros, para algunos expulsados de su propio país o huyendo de un conflicto armado, la “Historia” se puede leer a través de la de sus habitantes. Antes de la Segunda Guerra Mundial, estaba poblado principalmente por judíos Ashkenazi, a partir de la década de 1960 el distrito se volvió tunecino, hoy los chinos son los más numerosos.
En este informe descubrimos un Belleville diferente, un barrio acogedor formado por pequeños comercios, gran parte del cual ha desaparecido con, a partir de los años 60, la construcción de nuevas viviendas. estaba poblado principalmente por judíos asquenazíes, a partir de la década de 1960 el distrito se convirtió en tunecino, hoy los chinos son los más numerosos. En este informe descubrimos un Belleville diferente, un barrio acogedor formado por pequeños comercios, gran parte del cual ha desaparecido con, a partir de los años 60, la construcción de nuevas viviendas. fue poblado principalmente por judíos asquenazíes, a partir de la década de 1960 el distrito se convirtió en tunecino, hoy los chinos son los más numerosos.
Katia Scifo, FM Alternativa. En asociación con Epra