
El mundo
Juan José Milläs
Juan José Millás cuenta los primeros pasos con una bicicleta. No la suya (nadie tenía una bici propia en aquellos tiempo), que llegaría y sería la propiedad más preciada.
Juan José Millas,  (Valencia, 1946) Nació en Valencia pero sus padres se trasladaron a Madrid en 1952. Fue alumno del colegio Claret y realizó sus estudios preuniversitarios en el instituto Ramiro de Maeztu. A finales de la década de los 60 empezó la carrera de Filosofía y Letras compaginando el estudio trabajando como interino en la Caja Postal, Pero abandonó la Universidad en el tercer curso.
Millás ejerció la docencia en un colegio y obtuvo más tarde un trabajo como administrativo en Iberia, con un horario que le permitía escribir por las tardes. Publicó por primera vez en 1972, Cerbero son las sombras, con la que ganó el Premio Sésamo, continuando progresivamente con su labor literaria hasta que al comienzo de los años 90 comenzó su labor periodística en El País y en otros medios de comunicación. Juan José Millás es el creador de los «articuentos». El nombre pretende subrayar su peculiaridad principal: se trata de artículos de opinión porque aparecen como tales en la prensa, no en balde se ocupan de lo que ocurre en España y en el mundo. Pero, por sus características, están más cerca de los textos de ficción, de la fábula o del microrrelato fantástico. Su objetivo es siempre mostrar el revés de la trama, lo verdadero y lo falso. Entre otros honores y premios, Millás ha conseguido el Nadal de 1990, el Planeta del 2007 y el Nacional de Literatura en su modalidad de narrativa en el año 2008. Su producción literaria es enorme, con más de 40 novelas y recopilaciones de relatos.Imagen de fondo: Las bicicletas como compañero en los años 50. Imagen de la portada del libro de Millás. (Ver)
No opinamos sobre lo que leemos
No opinamos sobre los libros que leemos. Porque cada lector crea un libro diferente, lo modula, en ese proceso casi mágico de convertir un montón de palabras en una experiencia personal íntima y profunda, imaginando los escenarios y los personajes, compartiendo sus vivencias y metiéndonos en su piel. Somos testigos mudos.
Sólo en las reuniones de grupo comentamos si nos ha gustado poco o mucho el libro, porque nuestra opinión, publicada, podría llevar a alguien a no leerlo. Y eso sí que sería imperdonable. Mejor léanlo.